Intento llegar
Intento llegar          
en vano a tu rostro.
Cuerpo sin alma.    
La vida no es un paseo por el campo. - Proverbio ruso.
Intento llegar          
en vano a tu rostro.
Cuerpo sin alma.    
Algunas veces tras una aparente tranquilidad se esconde una turbulencia que bajo constante presión se transforma en violencia. Ciega violencia que comienza como una inquietud, como una perturbación que se abre paso a través de los poros, como un fastidio que va mudando las formas hasta que los rasgos son indistinguibles de los de la fiera, hasta que se es parte de la naturaleza misma de la fiera.
Y se aporrea en la jaula.
Y se escapa.
Y es un fugitivo, un desposeído, un desarraigado.
Mas no está vencido.
Un blog puede ser una manera de actuar sin actuar, una botella flotando en el ciberespacio.
I
¡El burrito de San Vicente lleva la carga y no la siente! Eso creen ustedes, piensa el burrito, apretando con odio las mandíbulas, tragando sangre, sudando rabia por todos los poros, rebuznando venganza. Griten y sigan cargando nomás, piensa, que en la próxima curva la carga, San Vicente y todos ustedes van a morder el polvo.
II
Dicen que todo comenzó a andar mal entre Adán y Eva el día que ésta le dio la manzana. Y no es para menos. Adán, todo un poeta, le habría susurrado al oído: Entregame la fruta mamita.
III
Cuando mamá osa canta el arrorró, el osito pardo hace nonó. No, no, no pude desentonar tanto la vieja, piensa indignado el osito mientras mueve la cabeza hacia un lado y el otro. Así nunca me voy a dormir.
IV
“El senador se los devoró”, exclamó satisfecho el colaborador de turno. “Era obvio”, digo yo, “Por el cargo. ¿No?” “Animal”, me grita indignado, “Es con ese”. “Ah...”, me quedo dubitativo. “De S no me lo hubiese esperado”
V
Manuel Tienda León, leo en el cartel de acceso al negocio, cuando a mis espaldas una voz que me es familiar dice “¡Manuel! Tienda León”. Me doy vuelta y lo voy a saludar cuando su acompañante me grita ¿Manuel Tienda? ¡León! Pero no llego a hacerlo. Desde el interior del local un grupo de policías armados hasta los dientes nos gritan: ¡Manuel, Tienda, León! ¡Quedan ustedes detenidos!
El viernes pasado estuve en la fundación de Oxiro [http://www.oxiro.zona3.com/], una nueva galería de arte. Para la inauguración convocaron a seis fotógrafos; particularmente me gustaron los trabajos presentados por dos de ellos, Claudio Lucino y Salvador Dufaur.
Me dijo mi amiga L que un amigo suyo lo llamaba la invasión. Nunca mejor utilizado el término, pensé. Invadir es entrar por la fuerza en un lugar y podría decirse que me sentí invadido.
El aroma de los leños encendidos invade el cuarto en penumbras, en el que sólo se oye el paso del humo por el tiraje. La ventana es gigante y está velada por un cortinado tramado que juega un juego de luces y sombras con las plantas del exterior. La reja observa solemne y severa sin saber que también es parte del juego. De cuando en cuando chisporrotea alguna brasa que hiere el ambiente con su tenue resplandor. Ahora hay una leve brisa que anima la partida mezclando la disposición particular de algunas cosas. Sueño dentro de un sueño, otros aromas y brisas se proyectan. Aromos fragantes, en flor, dorados, y ese airecillo frío entre los pinos del bosque susurrando el sonido del mar que está muy cerca... Gorgotearon mis tripas rompiendo el artificio como por efecto del encantamiento de algún espíritu, genio o demonio, apresurado por cerrar la puerta que evidentemente se estaba abriendo.