sábado, junio 25, 2005

Intento llegar


Intento llegar          
en vano a tu rostro.
Cuerpo sin alma.    

viernes, junio 24, 2005

Versipellis

Algunas veces tras una aparente tranquilidad se esconde una turbulencia que bajo constante presión se transforma en violencia. Ciega violencia que comienza como una inquietud, como una perturbación que se abre paso a través de los poros, como un fastidio que va mudando las formas hasta que los rasgos son indistinguibles de los de la fiera, hasta que se es parte de la naturaleza misma de la fiera.

Y se aporrea en la jaula.

Y se escapa.

Y es un fugitivo, un desposeído, un desarraigado.

Mas no está vencido.

Suaves...

Suaves, tus manos
en mis hombros están.
¡Qué bella vida!

jueves, junio 23, 2005

Camminus

Camminus
Supongamos por un momento que no todos los caminos nos llevan a Roma. Supongamos que ya hemos recorrido parte de una vía que no sabemos si exactamente nos lleva a allí. Tampoco sabemos si hemos recorrido, digamos la mitad, un tercio o sólo la décima parte de ese camino que, de alguna manera, ya nos es familiar. Aún sin saber cuánto es lo ya transitado, si tuviéramos la impresión de que es el camino equivocado ¿lo cambiaríamos? ¿Lo haríamos ahora, que tenemos la sospecha o andaríamos un poco más buscando una bifurcación señalizada? ¿Y si no hay más señales que el propio parecer?

También podríamos llegar a un punto en el cual se nos presentan varias sendas posibles, incluso bien marcadas y hasta con todas las indicaciones en perfecto estado; más aún, podrían decir claramente cuánto nos falta para llegar a Roma. Entonces inesperadamente preguntarnos ¿Roma? ¿Por qué a Roma?, dándonos cuenta de que todo este tiempo equivocamos el nombre de nuestro destino, llamando a una cosa por otra. ¿Desandar? ¿Seguir? ¿Tranzar un destino intermedio? ¿Procurarnos un mapa? ¿A qué precio?

¿Tendríamos el valor para hacerlo?


Un blog puede ser una manera de actuar sin actuar, una botella flotando en el ciberespacio.

miércoles, junio 22, 2005

Confusiones de diario

I

¡El burrito de San Vicente lleva la carga y no la siente! Eso creen ustedes, piensa el burrito, apretando con odio las mandíbulas, tragando sangre, sudando rabia por todos los poros, rebuznando venganza. Griten y sigan cargando nomás, piensa, que en la próxima curva la carga, San Vicente y todos ustedes van a morder el polvo.

II

Dicen que todo comenzó a andar mal entre Adán y Eva el día que ésta le dio la manzana. Y no es para menos. Adán, todo un poeta, le habría susurrado al oído: Entregame la fruta mamita.

III

Cuando mamá osa canta el arrorró, el osito pardo hace nonó. No, no, no pude desentonar tanto la vieja, piensa indignado el osito mientras mueve la cabeza hacia un lado y el otro. Así nunca me voy a dormir.

IV

“El senador se los devoró”, exclamó satisfecho el colaborador de turno. “Era obvio”, digo yo, “Por el cargo. ¿No?” “Animal”, me grita indignado, “Es con ese”. “Ah...”, me quedo dubitativo. “De S no me lo hubiese esperado”

V

Manuel Tienda León, leo en el cartel de acceso al negocio, cuando a mis espaldas una voz que me es familiar dice “¡Manuel! Tienda León”. Me doy vuelta y lo voy a saludar cuando su acompañante me grita ¿Manuel Tienda? ¡León! Pero no llego a hacerlo. Desde el interior del local un grupo de policías armados hasta los dientes nos gritan: ¡Manuel, Tienda, León! ¡Quedan ustedes detenidos!



LYY Posted by Hello

martes, junio 21, 2005

OXIRO

El viernes pasado estuve en la fundación de Oxiro [http://www.oxiro.zona3.com/], una nueva galería de arte. Para la inauguración convocaron a seis fotógrafos; particularmente me gustaron los trabajos presentados por dos de ellos, Claudio Lucino y Salvador Dufaur.

Las obras presentadas por Dufaur tenían un tratamiento que las hacía más cercanas al campo de la plástica (luego me enteré que fundamentalmente es un artista plástico). Esto, sumado a mi preferencia por los paisajes, claramente provocaría que me identificara con ellas, al punto que algún amigo presente me lo anticipó. Sin embargo fue una de las fotografías presentadas por Lucino la que logró impactarme más.

Toda la serie tenía un carácter íntimo que la diferenciaba del resto. Vemos una mano, o un pie, o una boca, unas piernas, extremos en todos los casos. Creo que la boca también puede ser considerada un extremo: es una de las aberturas del tubo digestivo; en las herramientas de percusión, es la cara con la que se golpea; es la boca del subterráneo, de un cañón, de un río, de riego; es también el órgano de la palabra. Y el de la falta de la misma. Y es la boca que susurra, la que canta, la que consuela, la que besa, la que ama. Estas fotos, particularmente la de la boca, dice eso y mucho más, aunque tiene mucho más de ausencias. Penetran tan profundamente en lo particular que de alguna forma al ver el objeto, la memoria nos trae esas fotos. La acompañan estas oportunas palabras de Lucino:

Tu tiempo, ya no es mi tiempo, porque tus horas, ya no son mis horas.Tu risa y la mía, ya no son una sola, aunque tu tristeza, aún sigue siendo mía.Tu mano, ya no se toca, a cada instante, con mi mano,porque el espacio que hay entre las dos, es más grande que la distancia, que nos separa...

lunes, junio 20, 2005

La invasión había comenzado

Me dijo mi amiga L que un amigo suyo lo llamaba la invasión. Nunca mejor utilizado el término, pensé. Invadir es entrar por la fuerza en un lugar y podría decirse que me sentí invadido.
No se claramente cuándo ni cómo pasó. Las barricadas estaban levantadas e intactas e inclusive había cavado varios fosos alrededor. Desde la torres más alta claramente podía divisar todo el terreno. No era la primera vez que se se percibía la amenaza; ni siquiera parecía de temer. Tal vez por ello, atento a peligros mayores, por los resquicios comenzó a filtrarse. Al principio sólo se trató de una sensación de ausencia, una cierta extrañeza de que las cosas no estuvieran en su lugar, una leve ansiedad. Pero como no parecía importante aún, no hice nada.
Nunca recuerdo lo que sueño, sólo se que tiene melodía. O al menos, cuando me despierto todos los días, lo hago con alguna melodía sonando en mi cabeza. Por eso cuando una mañana me desperté con una imagen congelada como un cuadro, me sentí desconcertado. La imagen no era inquietante, de hecho la había visto en la vigilia un sin número de veces, aunque por lo atípico de la situación, me despertaba cierto recelo: una noche oscura sin estrellas ni nubes, con una luna llena algo anaranjada, como eclipsada, que iluminaba sin mucho éxito un árbol de ramas fuertes sin hojas. Como la imagen persistía a pesar de ya estar completamente despierto y con los ojos abiertos, pude atender a los detalles. El árbol parecía estar en una meseta al borde de un despeñadero. Algunas de sus raíces atravesaban la tierra y se asomaban al precipicio, el cual se veía tan yermo como el resto del paisaje.
El resto del día sólo pensé en esa imagen. La invasión había comenzado.

domingo, junio 19, 2005

Tarde en un cuarto

El aroma de los leños encendidos invade el cuarto en penumbras, en el que sólo se oye el paso del humo por el tiraje. La ventana es gigante y está velada por un cortinado tramado que juega un juego de luces y sombras con las plantas del exterior. La reja observa solemne y severa sin saber que también es parte del juego. De cuando en cuando chisporrotea alguna brasa que hiere el ambiente con su tenue resplandor. Ahora hay una leve brisa que anima la partida mezclando la disposición particular de algunas cosas. Sueño dentro de un sueño, otros aromas y brisas se proyectan. Aromos fragantes, en flor, dorados, y ese airecillo frío entre los pinos del bosque susurrando el sonido del mar que está muy cerca... Gorgotearon mis tripas rompiendo el artificio como por efecto del encantamiento de algún espíritu, genio o demonio, apresurado por cerrar la puerta que evidentemente se estaba abriendo.