lunes, junio 20, 2005

La invasión había comenzado

Me dijo mi amiga L que un amigo suyo lo llamaba la invasión. Nunca mejor utilizado el término, pensé. Invadir es entrar por la fuerza en un lugar y podría decirse que me sentí invadido.
No se claramente cuándo ni cómo pasó. Las barricadas estaban levantadas e intactas e inclusive había cavado varios fosos alrededor. Desde la torres más alta claramente podía divisar todo el terreno. No era la primera vez que se se percibía la amenaza; ni siquiera parecía de temer. Tal vez por ello, atento a peligros mayores, por los resquicios comenzó a filtrarse. Al principio sólo se trató de una sensación de ausencia, una cierta extrañeza de que las cosas no estuvieran en su lugar, una leve ansiedad. Pero como no parecía importante aún, no hice nada.
Nunca recuerdo lo que sueño, sólo se que tiene melodía. O al menos, cuando me despierto todos los días, lo hago con alguna melodía sonando en mi cabeza. Por eso cuando una mañana me desperté con una imagen congelada como un cuadro, me sentí desconcertado. La imagen no era inquietante, de hecho la había visto en la vigilia un sin número de veces, aunque por lo atípico de la situación, me despertaba cierto recelo: una noche oscura sin estrellas ni nubes, con una luna llena algo anaranjada, como eclipsada, que iluminaba sin mucho éxito un árbol de ramas fuertes sin hojas. Como la imagen persistía a pesar de ya estar completamente despierto y con los ojos abiertos, pude atender a los detalles. El árbol parecía estar en una meseta al borde de un despeñadero. Algunas de sus raíces atravesaban la tierra y se asomaban al precipicio, el cual se veía tan yermo como el resto del paisaje.
El resto del día sólo pensé en esa imagen. La invasión había comenzado.

2 Comments:

At 1:02 p. m., Anonymous Anónimo opina que...

Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1935)
El amor es una compañía
"El amor es una compañía, ya no sé andar solo por los caminos,
porque ya no puedo andar solo.
Un pensamiento visible me hace andar más a prisa y ver menos,
y al mismo tiempo gustar de ir viendo todo.
Aun la ausencia de ella es una cosa que está conmigo,
y yo gusto tanto de ella que no sé cómo desearla.
Si no la veo, la imagino y soy fuerte como los arboles altos,
pero si la veo tiemblo, no sé qué se ha hecho de lo que siento en ausencia de ella.
Todo yo soy cualquier fuerza que me abandona.
Toda la realidad me mira como un girasol con la cara de ella en el medio. "

 
At 1:15 p. m., Anonymous Anónimo opina que...

¡Impresionante este Pessoa!

 

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