miércoles, junio 22, 2005

Confusiones de diario

I

¡El burrito de San Vicente lleva la carga y no la siente! Eso creen ustedes, piensa el burrito, apretando con odio las mandíbulas, tragando sangre, sudando rabia por todos los poros, rebuznando venganza. Griten y sigan cargando nomás, piensa, que en la próxima curva la carga, San Vicente y todos ustedes van a morder el polvo.

II

Dicen que todo comenzó a andar mal entre Adán y Eva el día que ésta le dio la manzana. Y no es para menos. Adán, todo un poeta, le habría susurrado al oído: Entregame la fruta mamita.

III

Cuando mamá osa canta el arrorró, el osito pardo hace nonó. No, no, no pude desentonar tanto la vieja, piensa indignado el osito mientras mueve la cabeza hacia un lado y el otro. Así nunca me voy a dormir.

IV

“El senador se los devoró”, exclamó satisfecho el colaborador de turno. “Era obvio”, digo yo, “Por el cargo. ¿No?” “Animal”, me grita indignado, “Es con ese”. “Ah...”, me quedo dubitativo. “De S no me lo hubiese esperado”

V

Manuel Tienda León, leo en el cartel de acceso al negocio, cuando a mis espaldas una voz que me es familiar dice “¡Manuel! Tienda León”. Me doy vuelta y lo voy a saludar cuando su acompañante me grita ¿Manuel Tienda? ¡León! Pero no llego a hacerlo. Desde el interior del local un grupo de policías armados hasta los dientes nos gritan: ¡Manuel, Tienda, León! ¡Quedan ustedes detenidos!


1 Comments:

At 11:55 a. m., Anonymous Anónimo opina que...

Las relaciones entre un alma y otra, a traves de cosas tan inciertas y divergentes como las palabras comunes y los gestos habituales, son materia de extrania complejidad. En el mismo acto en que nos conocemos, nos desconocemos.
Dicen los dos 'te amo' o lo piensan o bien lo sienten al intercambiar y cada uno quiere expresar una idea diferente, una vida diferente, hasta, incluso, un color o un aroma diferente, en la suma abstracta de impresiones que constituye la actividad del alma. (Pessoa)

 

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