El carnaval de disfraces
En estos días en San Luis, camino unas diez cuadras desde el hotel donde paro al lugar donde trabajo . Hoy, por la calle San Martín, a la altura del 600, presencié un carnaval inesperado, fuera de fecha, aunque no se si tan fuera de lugar.
En parejas, no muy ordenadas, como mini comparsas, pasaban como desfilando los azules de la policía provincial, los azul con naranja de la policía que ordena el tránsito, los verdes de la seguridad comunitaria, los camuflados con boina del ejército, los campera azul con equipos de cobranza al cuello del servicio de tarifado de parquímetros, los chalequitos multicolor de los planes trabajar limpiando las plazas y las calles, y hasta un par de bordós, cuya actividad no era muy clara, con la leyenda Municipalidad de San Luis.
Todo eso en sólo una cuadra, pero el panorama se repite con leves variaciones en toda la zona céntrica de la ciudad.
¡Lindo corso puntano!
En el Parque Nacional Sierra de las Quijadas y en las poblaciones aledañas el agua es un bien escaso y muy valioso; no hay arroyos, ni bañados ni lagunas salvo las aguadas, que son pozones donde generalmente se acumula el agua de las lluvias, pero como la tierra tiene mucho salitre no es apta para consumo. Las lluvias no son frecuentes y cuando ocurren es necesario acopiar la mayor cantidad posible, tanto para los animales como para las familias que habitan la zona. Otra posibilidad es esperar que llegue el camión cisterna de la provincia, que aún es menos frecuente que las lluvias. O comprarla...
de tanta desolación y abandono, tiene plantada una rosa roja, bien regada y cuidada. Cuando le pregunté por ella, me contestó con una amplia sonrisa en el rostro: porque es hermosa.
